La revolución llega al residencial El residencial, o living como se le llama ahora, vive una auténtica revolución. Algo que durante siglos ha tenido una evolución muy pausada ha entrado en una fase de acelerados cambios como conse- cuencia de las alteraciones sociales y económicas que afectan a las sociedades occidentales. La española no es ajena a ello y, además, presenta sus propias particularidades. La concen- tración de la población en grandes núcleos urbanos, el menor número de ocupantes por hogar, las mayores demandas de sostenibilidad, el aumento de la confortabilidad que proporciona la tecnología y el hospitality y, en definitiva, la forma de tenencia de una vivienda está experimen- tando importantes transformaciones. Así, el acceso a una vivienda en propiedad, algo muy mayoritario en España hasta hace unos años, está disminuyendo a favor de formas de arrendamiento también innovadoras, lejos de lo que conocemos como el alquiler tradicional. El residencial del futuro será para acoger a las mujeres y hombres del futuro, que accederán a una vivienda de manera diferente. A temprana edad, para cursar los estudios superiores, se trasladarán a una residencia de estudiantes, donde vivirán cuatro o cinco años para pasar luego a compartir una vivienda a través del coliving u otras fórmulas de residencial flexible. Poco después alquilarán una vivienda antes de que algunos opten por adquirir una y convertirla en su hogar hasta que, en una edad más avanzada, opten por un residencial senior. Como segunda residencia, la copropiedad poco a poco va ganando presencia. Cambios todos ellos que se sustentan en un mayor peso de los arrendamientos ante las difi- cultades de financiación para acceder a una vivienda en propiedad, pero también en un anhelo experiencial que liga poco con habitar un solo residencial a lo largo de la vida. El inmobiliario lleva tiempo detectando esta necesidad y, tras la profesionalización ganada en los últimos años, está trabajando en poner a disposición de los ciudadanos las distintas fórmulas de tenencia diferen- tes a las tradicionales. A todo ello se una la innovación que proporciona los avances tecnológicos que, junto al desa- rrollo de Internet de las cosas, convierte los hogares en más inteligentes proporcionando una mayor comodidad para su inquilino. En este punto, también es importante destacar la incorpora- ción de la hospitality a la vivienda de forma importante, un elemento cada vez más esencial que aporta un valor añadido para sus ocupantes. Desde servicios básicos como piscina, área de coworking o jardín comunitario a servi- cios más complejos y de lujo, propios de un hotel de cinco estrellas, como conserjería, zonas wellness o sala de cine. Aquí se puede echar la imaginación a volar, porque las posibilidades son infinitas y los promotores las van incorporando a sus desarrollos para diferenciarse y ganar competitividad respecto a otros. No hay que olvidarse de la disrupción que supone para el residencial la extensión de los criterios de sostenibilidad. Los edificios emiten alrededor del 40% del CO2 mundial, una cifra que incluye todo tipo de inmuebles, también las viviendas. El camino hacia una vivienda con emisiones cero en el año 2050 es el mayor de los retos del sector, ya que supondrán inversiones y rehabilitaciones masivas que darán lugar a un parque de viviendas de mayor calidad. 3