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La masificación: el gran escollo de Barcelona para ser la ciudad post Covid-19

En la ciudad de los quince minutos, la densidad de las urbes no puede superar los 300 habitantes por hectárea, pero zonas como el Eixample y el Gòtic marcan valores superiores.

Marta Tamayo

13 jul 2020 - 04:54

La masificación: el gran escollo de Barcelona para ser la ciudad post Covid-19

La densidad, el escollo de Barcelona para convertirse en la ciudad post Covid-19. La capital catalana está realizando reformas para acercarse a un modelo de ciudad más sostenible y habitable. Desde el Ayuntamiento, se aprobó un plan urbanístico durante el estado de alarma para añadir 21 kilómetros de carriles bici y 30.000 metros cuadrados más para los peatones, pero el mayor obstáculo para superar es la organización de la población. ¿La solución? Más espacios verdes.

 

Este cambio en la movilidad busca acercarse al modelo de ciudad de los quince minutos, impulsado por urbanista francés Carlos Moreno. Aunque las reformas en la movilidad es uno de los pilares de este nuevo modelo, la teoría establece otra condición para la pacificación de las calles: la densidad no puede superar los 300 habitantes por hectárea.

 

En Barcelona, a primera vista, se cumple está condición, 167 vecinos pueden compartir 10.000 metros cuadrados de terreno, según los últimos datos publicados por el Ayuntamiento. Pero no todos los distritos de la ciudad pasan la prueba: el Eixample, con siete kilómetros cuadrados de superficie, cuenta con una densidad de 355 habitantes por cada 10.000 metros cuadrados.

 

 

 

 

Al acercar aún más el foco, barrios como el Gòtic, en Ciutat Vella; el Baix Guinardó, en Horta, o Verdún, en Nou Barris, superan los 400 habitantes de densidad. En total, treinta de los 73 barrios de la ciudad superan el baremo.

 

La alta densidad en los barrios puede deberse a que haya edificios con muchas viviendas o que en los pisos haya una sobreocupación, una realidad ligada a la vulnerabilidad social de los vecinos.

 

Este último es el caso de cinco de los doce barrios del distrito de Nou Barris, donde la renta por familia es inferior en más de treinta puntos de la media de la ciudad. En cambio, en los barrios del Eixample donde existe la misma densidad de población, las rentas por familia superan el índice barcelonés.

 

 

 

 

“En ambas realidades se debe actuar de manera diferente”, señala Laia Soriano-Montagut, abogada y técnica urbanista del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Para la urbanista la solución pasa por ampliar espacios verdes, “es un concepto muy ligado al de la ciudad de los quince minutos, a más densidad se necesita más espacios comunes”, asegura.

 

En el distrito de la Eixample no se ha completado el plan original de Cerdà que había planeado más zonas verdes y espacios comunes, provocando que la densidad de dispare, colocándose como uno de los distritos de Europa con mayor concentración de población.

 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomienda once metros cuadrados de zonas verde por habitante, aunque el único distrito barcelonés que supera esta cifra es Sant-Montjuïc, con tres kilómetros de verde urbano y 17,8 metros cuadrados por habitante. La media de la ciudad se fija en 7,1 metros cuadrados de espacios verdes por habitante.

 

A pesar del poco suelo disponible de la ciudad, Soriano-Montagut aboga por aumentar el espacio verde en los distritos donde es necesario. “La administración tiene que ponerse dura y equilibrar este baremo, destinando terrenos a las zonas verdes”, asegura la urbanista.