Estudio Lamela: 60 años de arquitectura de renombre sin grandes experimentos
26 mar 2018 - 04:55
“Mi padre fue el primer arquitecto con modelo empresarial en España”. Con rotundidad y seguro de lo que dice se expresa Carlos Lamela al referirse a su progenitor. Antonio Lamela, fallecido el pasado año, fue uno de los primeros profesionales de la arquitectura que unió su apellido al de un estudio: “le quería dar imagen de equipo”, explica hoy su hijo a EjePrime. Estudio Lamela, fundado en 1954, cuenta con un equipo de 80 arquitectos y tiene oficinas, además de en Madrid, en México, Polonia y Catar.
La presencia internacional supone actualmente el 70% de los ingresos de la empresa, que factura alrededor de ocho millones de euros al año. “Además de prestigio, la internacionalización te da una filosofía nueva para trabajar y para llevar el estudio”, asegura Lamela, presidente ejecutivo y el único propietario del estudio desde que, en 2008, su padre le cediera la totalidad de la empresa.
Carlos, con cuyo apellido se firman alrededor de treinta proyectos cada año, está “enormemente agradecido” a su padre, que levantó el estudio en los sesenta “muy rápidamente gracias a sus ideas innovadoras”, destaca. En estos sesenta años de vida, el estudio ha desarrollado casi 2.000 proyectos.
Antes de cumplir los cuarenta años, Antonio Lamela ya había sido escogido para diseñar obras como las Torres Colón, en Madrid. “Sin duda, la obra de la que más orgulloso estaba mi padre”, sentencia Carlos.
El estudio ha firmado casi 2.000 proyectos en sus sesenta años de trayectoria
Para Carlos, ese “hijo” como define a cada uno de sus proyectos el arquitecto, el diseño de la T4 de Barajas, un proyecto realizado por su estudio junto al del británico Richard Rogers, “marcó un antes y un después”. Además, Lamela destaca el de la remodelación y la ampliación del Santiago Bernabéu, el estadio de fútbol del Real Madrid. “En casa somos muy madridistas; para mí fue como un sueño”, cuenta el arquitecto.
Pero si algo ha aportado nombre y desarrollo a Estudio Lamela es su faceta internacional. “Mi padre ya comienza a viajar en busca de proyectos en 1974, y en el 78 viajé con él a América, todavía siendo yo estudiante, a Estados Unidos y Colombia, entre otros países”, recuerda. En aquel tour le salieron algunos proyectos, pero no fue hasta 1981, año en el que Carlos finalizó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Etsam), cuando los grandes proyectos internacionales y de infraestructuras comienzan a ser una realidad.
A la Terminal 4 de Barajas le siguió el primer gran proyecto internacional, la ampliación del Aeropuerto de Varsovia, en el año 2000. Debido a esta obra, en la que el estudio madrileño se presentó junto a Ferrovial-Budimex, en 2002, Lamela abrió oficina en Varsovia. Desde estas oficinas, el equipo polaco del arquitecto español ha desarrollado el Estadio de Cracovia, el Estadio Municipal de Lublin, la remodelación de la Terminal A (antes T1 y T2) del aeropuerto Chopin de Varsovia, así como proyectos residenciales y oficinas, entre los que destaca el edificio Pacific –la sede de Nestlé Polonia– en la capital del país centroeuropeo.
Para Carlos Lamela, reformar el Bernabéu “fue un sueño”; para su padre, Antonio, su obra icónica fue las Torres Colón
Aprovechando la inercia del despegue que supuso en clave mundial la T4, Estudio Lamela se adentró en México en 2006. Allí, en la ciudad de Querétaro, “hicimos uno de los proyectos que más me gustan, el del contact center de Banco Santander”, afirma el arquitecto. En este activo de oficinas corporativas trabajan más de 2.000 personas.
Para Lamela, la internacionalización fue una válvula de escape a la crisis económica que asolaba España en la parte final de la primera década del nuevo siglo. “Durante la crisis la profesión quedó laminada”, asevera el arquitecto, que cree que “no llegaremos a las facturaciones previas a la crisis”. “El mercado inmobiliario español se contrajo en un 95%, y esto hizo que todos los arquitectos se tuvieron que ir de España”, recuerda.
Sin embargo, la mala etapa que vivió el sector obligó a la mayoría a “meterse en el mundo de la gestión y la empresa, y eso ha resultado clave”, apunta Lamela. “En las empresas inmobiliarias y constructoras ahora hay muchos arquitectos y la profesión ha perdido ese barniz de endogamia que tenía”, explica satisfecho el madrileño. “La crisis nos ha dado una dosis de humildad importante: todos queríamos ser la gran figura y eso no puede ser”, sentencia.
África, China y Oriente Medio
“En esos momentos de crisis, hicimos mucho trabajo fuera, en África, en China… porque es imprescindible para nosotros”, relata Lamela, cuya visión internacional no responde sólo a lo económico, “sino también por prestigio”, ya que, tal y como lamenta, “parece que tienes que triunfar fuera para que te reconozcan en casa”.
Estudio Lamela llegó a abrir oficina en 2005 en Shanghai, pero la cerró en 2008 porque “no era viable”, explica el arquitecto. En su lugar, comenzó en Asia a diseñar proyectos para los jeques. En emiratos como Catar su equipo ha firmado obras de grandes rascacielos como la Torre Marina en Lusail o el centro comercial Salwa Road en Doha, lo que posibilitó la apertura de una oficina en la capital catarí en 2012 en el que centralizar todos los proyectos de los países del Golfo Pérsico.
En este sentido, Lamela explica que “aunque somos un único equipo, cada oficina trabaja con su cultura y sus particularidades: por ejemplo, hay países en los que puedes trabajar solo y hay otros en los que eso es imposible”. En Ciudad de México y Doha, el arquitecto trabaja con socios, mientras que en Varsovia la oficina es propia.
Uno de sus últimos proyectos ganadores lo hará en compañía. Junto a Kaan Arquitectos, el estudio madrileño se acaba de adjudicar el diseño de la nueva terminal de Amsterdam-Schiphol.
“Un estudio de más de cien arquitectos es una locura”
Aunque llegó a contar con 130 profesionales bajo su mando, Carlos Lamela está convencido de que “un estudio de más de cien arquitectos es una auténtica locura”. Ahora mismo, su estudio está en proceso de recuperación de plantilla, que se vio reducida a más de la mitad, “a poco más de cincuenta”, en los momentos más duros de la crisis. El arquitecto tiene justificación para ponerse el listón en el centenar de trabajadores: “Yo no quiero superar los cien arquitectos en el estudio porque, con más gente, no puedes atender bien al cliente; en nuestra profesión el cliente te demanda una presencia personal, cuando viene al estudio quiere sentarse conmigo para tratar el proyecto”.
¿Pero aún con 80, cómo se puede mantener una línea editorial en un estudio con sedes internacionales? “Esa es una de las preguntas más importantes y más difíciles de responder en un estudio”, reflexiona Lamela, que sigue: “nosotros trabajamos bajo una máxima que es el cumplimiento del tiempo y los costes”. “Si el activo vale treinta y se ha de hacer en equis tiempo, eso es innegociable; se tiene que hacer en ese tiempo y bajo ese coste”, destaca el madrileño. El sello de identidad de Estudio Lamela es “no hacer grandes experimentos, sino edificios de primer nivel y en los que los números salgan”, resume el arquitecto.
Los personalismos, enemigos de la arquitectura
¿Y qué ha cambiado de los ochenta a hoy en la arquitectura? Lamela opina que en la actualidad, el arquitecto está “muy bien formado, igual o mejor que antes, sobre todos los españoles”. En su estudio, donde hay una clara apuesta por la juventud, no hay individualismos. “Esos personalismos que había antes han perjudicado muchísimo al sector”, explica. “Lo de cambiar todo el proyecto a la mitad y los sobrecostes ya no abundan; ahora somos más profesionales en este sentido”, destaca en positivo Lamela, que reconoce que “antes la sociedad nos veía más como unos artistas, con menos preparación que los ingenieros”.
Desde Madrid, Lamela lidera actualmente proyectos como el de Canalejas o el campus de Airbus, en Getafe, “que comenzaremos en breves”, destaca. Pero si hay un proyecto que será de calado para el estudio madrileño por su importancia en la zona en la que se realizará y la inversión que se espera, ese es el proyecto Alpha III de Colonial. La socimi ha contratado recientemente a Estudio Lamela, tal y como avanzó la semana pasada EjePrime.
El arquitecto, preguntado por ello, poco puede añadir. “Actualmente se está trabajando en cerrar el programa y nosotros estamos ayudando con diferentes alternativas”, esgrime de manera escueta Lamela. Lo que sí reconoce el madrileño es que “la sintonía es total con ellos, ya que hemos trabajado con anterioridad con la empresa”, por ejemplo, en el diseño del Edificio Discovery.
Este y muchos otros proyectos los diseña su equipo desde la oficina que tienen en el Campo de las Naciones. Un edificio “construido por nosotros mismos y que inauguramos en 2008” que reemplaza al estudio del número 34 de la calle O’Donnell, en el que los Lamela, padre e hijo, trabajaron más de cuarenta años para levantar y consolidar el primer estudio de arquitectura con alma empresarial de España.