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Montreal: la receta para hacer frente a la crisis climática con un inmobiliario sin fisuras

La capital del Québec ha puesto las pautas para liderar la transición ecológica después de un año en hibernación para el inmobiliario, que se ha despedido sin predicciones alarmistas ni grandes caídas de rentas.

Marta Tamayo

25 ene 2021 - 04:55

Montreal: la receta para hacer frente a la crisis climática con un inmobiliario sin fisuras

 

 

 

 

 

Montreal se prepara para la crisis climática. La capital del Quebec ha despedido 2020 habiendo presentado un plan para hacer frente al calentamiento global que aspira a reformar la ciudad a través de la renovación de grandes edificios. El sector inmobiliario ha afrontado el año sin caídas traumáticas, con un buen comportamiento en el logístico y el residencial y las oficinas aguantando el golpe. 

 

Un año antes de la cita electoral, y emulando los pasos de su homóloga parisina, la alcaldesa de Montreal, Valérie Plante, presentó un ambicioso plan urbano contra el cambio climático para convertir la capital de Quebec en una ciudad carbon-neutral para 2050.  

 

La ciudad ya ha conseguido superar el primer objetivo fijado en 2005: reducir un 30% los gases de efecto invernadero respecto a 1990. El plan del consistorio marcaba como fecha límite para conseguirlo 2020, un año marcado por la pandemia y la baja circulación de vehículos. El siguiente paso promete reducir los gases nocivos en un 55%.

 

 

 

 

Para alcanzar este objetivo, la ciudad promete contar con datos pormenorizados de la contaminación, lanzar un proyecto de rehabilitación de edificios y reconstrucción del espacio urbano e imponer auto-controles periódicos de su actividad. La hoja de ruta del ejecutivo de Plante se sustenta en seis pilares: la reducción de gases de efecto invernadero, ampliar los espacios verdes, generar una movilidad sostenible, aplicar una política de zero waste, impulsar la economía sostenible y procurar espacios públicos activos y de proximidad.

 

El parque de viviendas produce el 28% de los gases de efecto invernadero de la ciudad, y una de las apuestas más ambiciosas de la alcaldesa para por renovarlo. Los puntos clave de la reforma son eliminar el uso de calefacción impulsada con energías fósiles, aprobar una ley para fijar la eficiencia energética de los edificios, diseñar un programa para empresas para renovar las oficinas y hacer espacios de trabajo sostenible y mejorar la eficiencia energética de los grandes edificios.

 

Algunas de estas medidas van dirigidas a empresas que cuenten con diversos activos en la ciudad. El Consistorio va a sacar a delante subsidios para renovar los edificios para mejorar la calidad de vida de los inquilinos que financiarán entre el 30% y el 40% de la factura final de la rehabilitación.

 

 

 

 

Además, la ciudad se ha obligado a predicar con el ejemplo. “La ciudad se centrará en los edificios municipales, antes de imponer transformaciones al sector privado”, señalan desde la administración local. En este sentido, uno de los mayores proyectos que afronta la ciudad es la renovación del Ayuntamiento. Otra acción para convertirse en una administración ejemplar es facilitar a los 28.000 trabajadores públicos de la ciudad el acceso al trabajo en transporte público. 

 

Para limitar los desplazamientos, la ciudad apuesta por crear espacios urbanos que ofrezcan todas las necesidades esenciales sin necesidad de desplazarse, adhiriéndose al modelo de ciudad de los quince minutos. La ciudad cuenta con un área de 499 kilómetros cuadrados y dos millones de habitantes. Aunque para que los transportes necesarios no supongan un incremento de las emisiones, el objetivo para 2030 es reducir en un 25% los transportes en coche realizados por una sola persona y aumentar hasta el 47% el número de vehículos eléctricos que circulan en la ciudad y hacerlos accesibles para todos los ciudadanos.

 

En ese intento de conseguir un transporte sostenible, la ciudad apuesta por el car sharing y el car pooling a la vez que invierte en el transporte público. “Montreal hará una inversión sustancial en estos proyectos porque la inacción también tiene un coste: la congestión viaria en el área metropolitana de la ciudad se ha duplicado en los últimos diez años generando pérdidas de 4.200 millones de dólares canadienses en 2018”, señalan desde el Ayuntamiento.

 

Además, la ciudad continuará impulsando su red de carril bici. Bajo el plan de Réseau express vélo (REV), la ciudad añadirá 184 kilómetros de carril para bicicletas, comportando la pérdida de 800 plazas de aparcamiento hasta el momento.

 

 

 

Para las entregas de mercancías, el objetivo es similar. La administración local se ha comprometido a que en 2030 un 25% de las entregas que se realicen en la ciudad sean de cero emisiones, es decir, que se realicen en vehículos como bicicletas o coches y motos eléctricas.

 

Otro de los puntos claves del plan del Consistorio pasa por mitigar el impacto del cambio climático a través de la ampliación de las zonas verdes y la reducción del efecto isla de calor. En total, el Ayuntamiento plantará 500.000 árboles en la ciudad los próximos diez años, impulsará la agricultura urbana y aumentará un 10% las áreas protegidas. Para todo ello, la capital de Quebec destinará entre un 10% y un 15% de su presupuesto anual a las reformas urbanas.

 

Desde la consultora Cbre también se pone el foco en la calidad de las infraestructuras y la crisis climática como retos para 2021. “Las ciudades canadienses están en disposición de realizar las mejores prácticas y ser líderes en arreglar problemas estructurales”, sostienen desde la consultora.

 

En Montreal, el mercado inmobiliario se ha ralentizado a causa de la pandemia y el volumen de inversión ha caído. Hasta el tercer trimestre de 2020, el último del que se tienen datos, la inversión en real estate fue de 5.600 millones de dólares canadienses, un 43% menos que en el pasado anterior, aunque 2019 fue un ejercicio de récord en el sector, según datos de Colliers International.

 

 

 

 

Los tres triunfadores del año de la pandemia han sido el multifamily, el logístico y las oficinas. El segmento de espacios de trabajo se ha mantenido líder en la inversión aunque recortando mucho la distancia con la segunda posición, el logístico. La disponibilidad en los activos de oficinas ha aumentado hasta el 12,9%, aunque las rentas en el centro han resistido aumentando un 0,8%. El pipeline de la ciudad pasa por añadir 138.064 metros cuadrados de oficinas en el centro del municipio.

 

Por su parte, en el mercado residencial se ha mantenido estable, aunque se prevé una caída de precios para 2021, según Canada Mortgage and Housing Corporation. Las ventas de viviendas en 2020 no anotaron un gran impacto e incluso la asociación de profesionales de real estate en la ciudad registró un récord de 110.000 transacciones. Ante una ciudadanía con poder adquisitivo, los bajos tipos han supuesto una oportunidad para comprar, según la agencia canadiense.

 

El segmento más afectado por la pandemia ha sido el retail. Los supermercados y las farmacias han sido los productos que más han atraído el apetito inversor, mientras que los centros comerciales y otros locales de calidad de la ciudad están optando por realizar reformas.

 

La mayor operación del año se ha hecho en el segmento de oficinas con la compra del World Trade Center de Montreal en enero, antes de la irrupción de la pandemia en el país, por 276 millones de dólares canadienses.

 

El sector logístico ha realizado importantes operaciones de 81,9 millones de dólares canadienses con la cartera de Olymbec, o la compra de la cartera de Montoni en octubre por 88 millones de dólares canadienses. En el segmento del retail, la mayor operación se ha producido con la compra del Carrefour Langelier Shopping Center en julio, por sesenta millones de euros.