Contagio de esperanza...
1 abr 2020
Es el momento de estar todos atentos a que las buenas noticias empiecen a sonar como música celestial. Cuando lleguen habrá que aferrarse a ellas para levantarse cada día con la ilusión de que todo vuelva a la “normalidad”.
Cuando termine la tormenta, muchos modelos de negocio tendrán que añadir un plan de contingencia ya que esta situación puede repetirse tantas veces como la naturaleza lo desee. Todos los negocios relacionados con la hostelería, restauración, turismo, transporte de personas y eventos en general van a tener que añadir un riesgo a su estructura. Aun así, reinventarse no significa desaparecer, y si se consigue acotar la crisis a un trimestre, podremos ver salir el sol después del verano. La administración tendrá que pagar durante años la factura sanitaria, así como las ayudas a empresas, autónomos y particulares.
Por lo que afecta a lo inmobiliario, está claro que los alojamientos turísticos se habrán topado con un riesgo inesperado. Su alta rentabilidad seguramente podrá asumir posibles desocupaciones, pero muchos de los propietarios se pasarán, en un inicio, al alquiler temporal, y a lo largo del tiempo quizá se darán cuenta que la rentabilidad de este último no difiere mucho del alquiler de larga estancia, si se tienen en cuenta los gastos que conlleva el alquiler temporal en cuanto a limpieza, reposición de menaje, gestión y tributación.
El porcentaje de viviendas turísticas supone solo una pequeña parte del parque total, aunque muchos mientan en este aspecto (básicamente políticos y polemistas). Aun así, la ampliación de la oferta de vivienda de alquiler tipo LAU sólo puede conllevar una mayor relajación de los precios, al menos en una franja concreta, ya que estamos hablando de viviendas totalmente equipadas y bien situadas.
En cuanto al retail, cualquier crisis de actividad provoca el cierre de los negocios que ya estuvieran tocados, por lo que implica desocupación de locales y oficinas. La magnitud de la tragedia la sabremos con el tiempo.
Está visto que esto no va a ser una gripe, será gordo, muy gordo, pero para seguir viviendo necesitamos pensar en positivo, y para ello hay que esperar las buenas noticias y potenciarlas para que el nuevo contagio sea de esperanza.

Lluís Vallès
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