BCA, de las oficinas bancarias al Cornerstone: cómo convertirse en referente en el 22@ y superar la crisis sin salir de Barcelona
7 may 2018 - 04:50
Albert Blanch y Merche Conca fundaron BCA en 1994 sin una cartera de clientes y trabajando desde el salón de casa. 25-1 años después, el estudio es referente en Barcelona, donde ha llevado a cabo proyectos con socimis y fondos como Colonial, Lar y Blackstone, y ha generado una cadena de montaje en la que treinta profesionales propios trabajan anualmente sobre 45 obras. Es la media que le gusta a Blanch -“quince entrando, quince en desarrollo y quince terminando”, detalla el arquitecto- que, desde su despacho del barrio de Sant Gervasi-Galvany, afirma a Ejeprime que “cuando el proyecto no te viene al despacho, has de ir a buscarlo”. Con esta idea logró que BCA superara la crisis sin salir de Barcelona y haya crecido un 200% su facturación en los últimos años.
Prueba de ello es su presencia en el 22@, el nuevo barrio de moda para el sector terciario barcelonés. En el denominado por los profesionales como el hub tecnológico de la capital catalana, punto de encuentro de los grandes proyectos de oficinas que se están gestando en la ciudad, BCA acumula quince obras, entre las que se encuentran el edificio Cornerstone, el UA1 o la Torre Pujades. “En el año 2000, te preguntaban ¿y esto qué es? cuando les hablabas del 22@”, recuerda Blanch, que siempre tuvo claro que “si Barcelona tenía que crecer, sólo lo podría hacer por esta parte”. Sin embargo, el arquitecto también apunta que las reticencias que tenían antes los inversores locales por esta zona: “La gente que venía de Madrid o de Europa no tenía ningún reparo en levantar un edificio allí; sin embargo, a los promotores de Barcelona les sonaba que era un área industrial... Ahora esta visión ha cambiado completamente”.
Pero para abarcar esta cantidad de edificios en la zona prime que más crece de Barcelona, BCA se ha tenido que ganar la confianza de los diferentes players del inmobiliario en estas últimas dos décadas. Una vez más, Blanch recurre a su leitmotiv de no esperar que las oportunidades lleguen. Así, Conca y él arrancaron su estudio con clientes “muy importantes pero con proyectos muy pequeños, entre ellos los relacionados con la banca”, apunta el arquitecto. Entidades de referencia en Cataluña como La Caixa y Banco Sabadell apostaron por el despacho, que se inició diseñando oficinas bancarias, “un producto arquitectónicamente muy limitado pero que en aquella época se demandó mucho y nos aseguró unos ingresos que nos permitieron subsistir”, agrega Blanch.
BCA, con treinta profesionales en su equipo, ha diseñado edificios para Colonial, Lar, Blackstone, FC Barcelona o AENA
Aquella especialización que realizó BCA, además, impulsó el crecimiento del estudio. Responsables de los bancos con los que trabajaban recomendaron a Blanch y a Conca a sus superiores para obras más notables como edificios completos o delegaciones de las financieras, pero “combinando estas actuaciones de mayor tamaño con las oficinas, ese fue un éxito por nuestra parte”, destaca el arquitecto.
La remodelación de Vía Augusta 21, de Colonial, les puso en boca del sector oficinas
El siguiente éxito fue la remodelación integral de un edificio de Colonial en Vía Augusta con Diagonal, en pleno centro de Barcelona. Aquella obra, finalizada en el año 2000, “nos dio relevancia en el sector de las oficinas”, recuerda Blanch. Más de un promotor y fondo llamó a la puerta de BCA y permitió al despacho a concurrir a concursos de gran envergadura. ¿Fue entonces aquel trabajo la pista de despegue del estudio? “Es muy difícil decir qué obra te lanzó al estrellato... pero sí que aquel edificio nos ayudó por el boca a boca, que es una parte fundamental en esta profesión”, reflexiona Blanch, que apostilla: “Yo siempre digo que un buen comentario de un promotor a otro promotor es tu mejor comercial”.
Tras el edificio de Vía Augusta 21 llegaron muchos otros proyectos, principalmente en Cataluña, pero también en Madrid, Comunidad Valenciana, Navarra, Murcia, Canarias y Aragón. Y no sólo de oficinas vive BCA. El estudio también ha realizado proyectos en el sector residencial, hotelero, equipamiento o urbanismo. En L'Hospitalet de Llobregat trabaja desde hace dos años en la torre de 95 viviendas que está promoviendo La Llave de Oro en la Plaza de Europa de la localidad barcelonesa, mientras que, en la parte de equipamiento, BCA ha realizado para el Fútbol Club Barcelona el diseño de la Ciudad Deportiva Joan Gamper y con el Real Club Tenis de Barcelona en varias obras internas de la entidad.
Como otros grandes estudios de arquitectura, BCA también ha realizado trabajos en aeropuertos. El estudio ganó el concurso público para la ampliación de la Terminal C de El Prat. Al respecto, Blanch explica que “cuando ganas un proyecto así te imaginas haciendo un gran aeropuerto, pero después no nos presentamos a más concursos y quedo ahí como una experiencia interesante que no tuvo continuidad”.
“La Universidad no te enseña a llevar una empresa, sólo a ser estrellas”
Para llevar a cabo tantos proyectos, Blanch, Conca y sus socios Oriol Roger y Jordi Areu lideran un equipo propio que cuenta con arquitectos, aparejadores y urbanistas. Pero la red se amplía en cada proyecto con consultores, técnicos o ingenieros externos que colaboran con el estudio. “Por ejemplo, en la parte de consultores de estructuras e instalaciones, trabajamos habitualmente con tres equipos a los que vamos encargando trabajos”, explica Blanch, que proporciona a estos despachos el 15% de su facturación, aproximadamente. ¿Y por qué no incluirlos en el equipo de BCA? “Me interesa tener al especialista fuera porque es donde más aprende, donde más competencia tiene y donde más evoluciona”, asevera el arquitecto catalán.
En este sentido de la especialización, la economía es parte importante ya en la evolución de los estudios. ¿Es BCA una empresa de servicios? “Puede sonar muy feo, pero sí”, responde Blanch. “¿Un taller de treinta personas acaso no es una empresa?”, agrega el directivo. “La arquitectura es una parte muy potente y fundamental de nuestra profesión, porque es la parte estética y artística, pero ésta no puede ir sola: tiene que ir acompañada de una legislación, de una normativa, de un cálculo, de unos plazos, de unos costes…”, reflexiona el arquitecto. “Es un servicio añadido que es menos grato y que no aprendes en la Universidad, allí sólo te educan a ser estrella, no a gestionar una empresa”, asegura Blanch.
“Nosotros somos más fuertes desde que hemos comprendido que esta parte (técnica) no penaliza sino que complementa; la gestión no te quita creatividad”, afirma el consejero delegado de BCA, que quiere seguir creciendo trabajando “en paralelo” ambas áreas, la artística y la técnica: “Si no tienes una de las dos cosas, vas cojo. Y en una carrera, gana el que no cojea”.