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El estudio de arquitectura BIG aterriza en España y abre oficinas en Barcelona

El grupo, fundado en 2005 por Bjarke Ingels, fue una de las empresas que participó en el concurso internacional para diseñar el nuevo estadio del FC Barcelona conjuntamente a Idom y Baas Arquitectes.

Marc Vidal Ordeig

17 jun 2019 - 04:54

El estudio de arquitectura BIG aterriza en España y abre oficinas en Barcelona

Los arquitectos de Bjarke Ingels Group (BIG) aterrizan en Barcelona. La compañía internacional abrió su primera oficina en la capital catalana el pasado 1 de mayo. La empresa tiene tres oficinas más, una en Copenhague y otras dos en Londres y Nueva York. La empresa fue fundada por el arquitecto danés Bjarke Ingels en 2005.

 

BIG fue uno de los estudios que participó en el concurso internacional que el Futbol Club Barcelona hizo entre 2015 y 2016 para el diseño de la reforma de su estadio, trabajando junto con Idom y Baas Arquitectes. Ingels tiene una relación especial con la capital catalana ya que estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, donde ganó su primer premio de arquitectura en su tercer curso.

 

La compañía creció rápidamente tras su creación y en 2016 ya contaba con 400 empleados. Entre los casi 150 proyectos que ha diseñado hasta el momento, están las Casas de la Montaña, que combinan 10.000 metros cuadrados de viviendas y 20.000 metros cuadrados de estacionamiento en un escalonamiento que permite que cada vivienda tenga una gran terraza.

 

 

 

 

Además, BIG también ha sido la autora del pabellón danés en la exposición internacional de Shanghái en 2010, la Biblioteca Nacional de Kazajstán en la ciudad de Astaná o la Lego House en Billund, Dinamarca, que acoge en su interior objetos formados por más de 25 millones de piezas de Lego.

 

En sus catorce años de trayectoria, el estudio BIG ha conseguido más de dos centenares de premios por sus creaciones. Además, ha construido sus proyectos en los cinco continentes.

 

La filosofía de la compañía consiste en crear edificios singulares, que combinan lo que Bjarke bautizó como “los dos extremos opuestos” de la arquitectura, uno que es “ingenuamente utópico” y otro “increíblemente pragmático”.