16 nov 2018
Últimamente y con el estado actual del mercado laboral y especialmente el de mi sector no paro de escuchar esta palabra: talento. Sale gente pero, por normas del guión, entran más en empresas como la que represento. Al final esto está ocurriendo en cualquier compañía que se encuentre en buen estado, saneada y con pulmón para tirar adelante.
Entre tanto los mánagers gestionamos una parte que es la de retención del talento y la búsqueda del mismo. A veces esta parte no está lo suficientemente reconocida y son muchas horas y desgaste para lo que en algunas ocasiones puede ser un gran deal o mejor incluso que eso: la entrada de un gran generador de muchos deals.
Escuchas muchas teorías sobre el tema, te dejas guiar por los especialistas de recursos humanos, pero al final siempre quedan dudas y el tiempo es el único que las aclarará. Por eso, hoy quiero hablar en más detalle del talento, por qué no siempre es una garantía y, sobre todo, qué pienso de él, cómo se adquiere, se consigue, se desarrolla o, incluso, se debilita. También, de cómo se utiliza la palabra en un entorno laboral altamente competitivo y como arma de marketing de las compañías. Y, aunque sobre el papel nadie es imprescindible, este te ayudará a defender tu posición con mejores argumentos.
Empiezo con la definición de talento, que es, básicamente, “la especial capacidad intelectual o aptitud que una persona tiene para aprender las cosas con facilidad o para desarrollar con mucha habilidad una actividad”. Esta definición se ajusta a veces a lo que las empresas publican pero en muchísimos casos no es así; es, como decía antes, un arma de comunicación para transmitir fuerza y liderazgo al mercado.
La realidad es que no me gusta cómo se utiliza en algunas ocasiones la palabra y no considero que haya tanta gente talentosa sino que minusvaloramos el talento y su significado. Lo que sí veo y de lo que me siento rodeado en términos generales tanto dentro como fuera de mi empresa es de grandes profesionales, enormes personas, ejecutivos rentables, serios, ordenados y metódicos, con buenas cualidades y facilidad para algunas prácticas, como los números, los idiomas, la organización, el liderazgo o la negociación. Pero definiría el talento como una virtud, como poseer una aptitud que a uno le hace especial. Eso significa ser diferente al resto. Especial es especial, no suficiente, bueno o mejor. Y sí, conozco a gente así y a algunos los tengo muy cerca. No obstante, aunque considero una excepción y un orgullo poder tener cerca gente así y compartir empresa, honestamente no me obsesiona en demasía la búsqueda del talento como si del santo grial se tratase.
Tener un talento o una cualidad especial no es fácil y por ello no hay que obsesionarse. Se puede crecer profesionalmente sin ser una persona talentosa y se puede ser talentosa y no crecer profesionalmente. La suma de muchos factores es lo que impulsa el desarrollo de los profesionales. Pero, sobre todo, considero que los talentos a nivel profesional se crean, se desarrollan, se cultivan y se explotan con mucho sacrificio, tiempo y especialización. Para mí el camino de la especialización hace de los profesionales perfiles con más facilidad para adquirir talentos porque las habilidades especiales se adquieren a base de muchísimo tiempo y esfuerzo, además de conocerse muy bien a uno mismo para explotar tus puntos fuertes y defenderte en los débiles.
A la hora de entrevistar gente, analizar perfiles y sondear el mercado de nuevos candidatos que sirvan para mi compañía y concretamente para mi departamento, no me inquieta la palabra talento sino otras muchas cosas como el esfuerzo, el sacrificio, las expectativas funcionales y salariales, las ganas de trabajar, su fidelidad, su especialización, el conocimiento, la experiencia y las cualidades necesarias para justamente poder desarrollar ese talento o talentos a medio o largo plazo. De hecho, considero que uno a nivel profesional no suele nacer con ellos y que los desarrolla a base de esfuerzo y mucho tiempo.
Me da la sensación de que nos obcecamos con la búsqueda del talento y creo que es mucho más importante fichar a gente que reúna el potencial necesario de desarrollar cualidades y habilidades. Apuesto por la capacidades y la potencialidad del candidato con un poco de humildad. En los procesos de selección, encuentras que falta mucha humildad y poca visión de juego.
Es interesante escuchar a las estrellas del deporte en general cuando te hablan de su trayectoria y muchos coinciden en que no eran los mejores de su clase ni los mejores en los principios de su carrera. También, muchos se cruzaron con entrenadores o personas que les dijeron que cambiasen de deporte. Aún así, el esfuerzo, el sacrificio, la especialización y la experiencia les hizo número uno y personas que representan la palabra talento en su plenitud.
Cierro con una frase de Elbert Hubbard que me mantiene en la búsqueda: “Existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos.”
Ignacio Acha
Ignacio Acha es COO y Board member de RetailCo, empresa del grupo Santander desde Agosto de 2021, donde lidera las operaciones del vehículo inmobiliario y coordina el área de Leasing. Retailco es una gestora de inmuebles participada al 100% por el Banco Santander con el fin de poner en valor los activos inmobiliarios del Grupo.
Anteriormente, ocupó el puesto de head of retail high street en Cushman&Wakefield (C&W), donde también representó a la firma como Socio de la misma en España. Antes de su incorporación en el año 2011 a C&W, trabajó como director nacional de retail para la firma Roan Inmobiliaria y para otras consultoras del sector, como Aguirre Newman.
Con 20 años de experiencia en el sector inmobiliario y un desarrollo principalmente en el área de Retail, Acha ha desempeñado funciones de responsabilidad en el área de expansión para firmas como Festa Moda y The Phone House, donde desarrolló su red de tiendas en el mercado nacional.
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