Grupo Jamsa prevé poner en el mercado 900 viviendas por 750 millones en cuatro años
La promotora que incluye en el grupo a la constructora Monte Real, para conocer en toda su dimensión al sector, está dirigida por Juan Antonio Mora que tras sus inicios malagueños ha situado a la compañía en el mercado nacional.


27 may 2025 - 05:00
Con una cartera de 26 proyectos entre los activos en desarrollo, por desarrollar y recién adquiridos, el grupo constructor Jamsa tiene previsto poner en el mercado un total de 900 viviendas de obra nueva, en los próximos cuatro años, con una inversión total de más de 600 millones de euros y una facturación por venta que superará los 750 millones, según adelantó en un encuentro con EjePrime su director ejecutivo, Juan Antonio Mora.
Pese a que el principal foco de negocio se concentraba inicialmente en la Costa del Sol, en Marbella concretamente, una vez superada la crisis inmobiliaria, a partir de 2014 se despertó el apetito inmobiliario que se mantiene hasta hora, lo que hizo replantearse el mercado y expandirse prácticamente por todo el territorio nacional. En estos momentos cuenta con oficinas en Santander, Valladolid, Madrid, Cordoba, Marbella y Huelva.
Con esta división territorial, los clientes de Jamsa en un alto porcentaje son nacionales, con la excepción de la Costa del Sol que ofrecen una amplia diversidad de nacionalidades como americanos, belgas, noruegos, árabes, lituanos, “una mezcla espectacular de gente cosmopolita de todas las partes del mundo”, según explica Juan Antonio Mora.
Grupo Jamsa es una empresa familiar que fundó el padre de su actual director ejecutivo, hace más de 60 años
Como fiel conocedor de su negocio, Mora compara el negocio inmobiliario con el agrícola, “es un negocio muy sufrido en el que desde que siembras (compras el suelo), hasta que recolectas (vendes las viviendas), el promotor no recibe un solo euro”, por lo que debe tener un flujo de caja muy activo y recurrente para poder cubrir esas posibles desviaciones que puedan suceder.
Grupo Jamsa es una empresa familiar que fundó el padre de su actual director ejecutivo, hace más de 60 años. Empezó como promotor para constituir posteriormente una empresa constructora. Hace ya 13 años que cedió el testigo a su hijo, que se encuentra a cargo de la compañía y es un fiel seguidor de las reglas de oro que su padre, como fiel conocedor del negocio constructor, le inculcó desde joven.
“Mi padre siempre nos enseñó una serie de políticas de trabajo que eran clave en este negocio. Nunca abarques más de lo que puedas, la despensa siempre tiene que estar llena y tener muy poco endeudamiento. Es algo que hemos seguido a rajatabla” se enorgullece Mora en la conversación mantenida con este diario.
En su día la compañía que empezó exclusivamente como promotora, posteriormente constituyó la constructora Monte Real, “que es un factor que consideramos clave para el desarrollo de todos los proyectos, ya que al final, todo lo que empezamos lo terminamos en tiempo y plazo”, explica Juan Antonio Mora. La promotora y la constructora abarcan entre el 75% y el 80% de lo que es negocio total de la compañía, otro 10% es inversión en mercados bursátiles y el otro 10% restante son inversiones en venture capital.
“La construcción industrializada agiliza los plazos de construcción pero no los costes”
Preguntado respecto al empleo en sus promociones de la denominada construcción industrializada, plenamente de actualidad tras la aprobación por parte del Gobierno para los próximos diez años de un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) dotado con 1.300 millones de euros, explica que el Grupo Jamsa está analizando algunos procesos con la opción de baños industrializados, si bien para promociones muy determinadas. “Puede ahorrarse algo de tiempo de construcción, pero como promotor, el coste no es barato y no me merece tanto la pena la reducción de tiempo respecto al beneficio que voy a obtener. Es cierto que agiliza los plazos pero no los costes”, considera Mora.
Otro factor a tener en cuenta en este tipo de construcción es la percepción que tiene el público en general y que ante la falta de un conocimiento más profundo, se manifiesta a favor del ladrillo. “La gente lo que quiere es ladrillo. Cuando dices que determinado componente de una vivienda es prefabricado la gente no lo entiende muy bien, piensa que no tiene la suficiente calidad”, añade este directivo.
En cuanto a los márgenes por la actividad de construcción industrializada para el promotor, considera que “en un proyecto de 50 millones de euros de valor de construcción, un 5% de desviación en el precio es una barbaridad, especialmente si tenemos en cuenta que el beneficio de una constructora es un 6%”, explica Mora.
En su día a día este empresario vive los problemas de la construcción de primera mano. Entre ellos destaca el aumento de los costes, que en los últimos años está presionando al alza el precio final de la vivienda. El otro gran problema es la falta de mano de obra para llevar a cabo los distintos proyectos. “No hay mano de obra, no hay albañiles que quieran trabajar en mi obra y así he perdido trabajadores que se han marchado en mitad de una obra o a las pocas horas, porque no les compensaba económicamente”, se lamenta este dirigente.
A la hora de comprar suelo en el Grupo Jamsa analizan más de 400 o 500 operaciones, pero solo eligen tres o cuatro
A todo ello añade que tampoco hay cursos de formación para albañilería. Tampoco la tipología de contratos ayuda. “Ya no hay contratos temporales para trabajos que tienen un plazo determinado y eso es otro problema ya que tiene un coste demasiado elevado. Tampoco existe la posibilidad de traer trabajadores jóvenes extranjeros, por lo que, a este paso, ¿quién va a construir las viviendas que se necesitan?” se pregunta este directivo.
Como buen conocedor del mercado reconoce que otro problema grave es el del suelo. El proceso de transformación del suelo cuenta hoy por hoy con unos plazos excesivamente dilatados, que a veces provocan especulación y consecuentemente, incrementos de precios que tensionan aún más la actual situación del mercado lo que contribuye a un incremento de la demanda, lo que juega en contra de una moderación de los precios.
“Nosotros desde Jamsa somos superconservadores a la hora de comprar suelo, analizamos un montón de oportunidades al año, más de 400 o 500 operaciones y tan solo elegimos tres o cuatro, no compramos a granel” explica Mora. Pero si la compra y transformación del suelo tiene sus plazos, además hay que añadir la incertidumbre que genera la concesión de licencias que en algunos casos puede demorarse hasta en dos años, lo que puede generar importantes daños en momentos cambiantes de tipos de interés.